Recordando el día en que la población salvó a «Garra» en un operativo inédito ayer hubo un concierto a bordo del catamarán Pinino VII, con música de Esteban Morgado y Graciela Murano.
La música de fondo del paraíso natural suelen ser los sonidos del viento y la respiración de las ballenas. La música de los hombres, en su homenaje, es de Estaban Morgado y Graciela Murano. Desde la cubierta del catamarán Pinino VII, los músicos ayer desplegaron su magia, con temas compuestos especialmente para el entorno.
Esteban Morgado -un guitarrista que supo tocar con Piazzola- ya había tocado con su cuarteto de tango el año pasado; en una experiencia similar. Y fue tanta la conexión, que desde entonces comenzó a componer inspirado en la gente de Pirámide y en las ballenas.
La magia de los gigantes del mar, el aire del océano calmo, el tiempo infinito. Las sensaciones son únicas, y llegan al alma de los artistas. Y eso también se pudo apreciar en Graciela Murano que, con su piano, inspirada en las mismas musas, llegó a componer su música del cielo.
Los artistas subieron al catamarán después del mediodía. El capitán Pinino, enfiló hacia la lobería, para llegar a un sitio calmo, desafiando el viento del noroeste.
Desde otras dos embarcaciones, el público podía escuchar la música, contemplar las ballenas, y observar a las parejas de baile que interpretaban -en el catamarán- los tangos del cuarteto de Morgado: bailaron una pareja del ballet Camaruco de Comodoro Rivadavia, y Diego Vázquez y Verónica López de Puerto Madryn. El regreso a Puerto Pirámide, fue entre golpes de cola y saltos de las ballenas; para el asombro de todos. Agradecidas por la música, los cetáceos devolvían la gentileza a los hombres que las habían homenajeado.
Fuente: Fundación Nuestro Mar